Una historia inspirada en los miembros de la ppbp y en otras cosas que no tienen nada que ver con casi nada. Es un intento, a su vez, de demostrar que el fútbol y la literatura, aunque sea de saldo, pueden ir de la mano o, en este caso, del link.

lunes, septiembre 17, 2007

Las primeras cosas de un lunes

Me ponen un lunes delante que, de buenas a primeras, viene soleado y conmigo jugando un poco al escondite. Recién levantado llego a casa, muy pronto por la manyana, y ese minúsculo espagueti en el cenicero ha conseguido apestar toda la casa. La casa apesta a espagueti quemado y a colilla muerta. Ni David Lynch, oiga.

Mientras me ducho el despertador se despierta. Surealismo. Me río y canto. Mientras pongo la cafetera al fuego, suena el móvil que reposa encima de la nevera. No sabe que hoy lo voy a matar y por eso suena. Es la Telefónika, que vienen en media hora. Tras más de tres meses, esperar durante media hora tomando un café a la luz del sol de las ocho de la manyana es un derroche de buen rollo y esperanza en el cual retozo con los pies en alto.

Llaman al timbre, Es la Telefónika. Cuando abro la puerta y la veo llegar resoplando y sin escalera, le pregunto, Y la escalera. Me la he olvidado, me dice, pero seguro que el vecino tiene una. Con esa frase nos envía a los tres (a ella, a mí y a mi ADSL) de una patada en el culo a la república bananera de Alemanía. El vecino no tiene escalera. El vecino ni siquiera está en casa. La Telefónika me dice no sé qué y yo le digo, Que sí, que pa ti la perra gorda, y le doy dos euros para que se tome un carajillo en el bar de la esquina.

Aparezco en el despacho y procedo a matar al móvil. No se lo esperaba. El móvil ha muerto. Viva el móvil!

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

A lo los lunes...y es que en la biblia nunca se habló del punyetero octavo día...

8:13 a. m.

 

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