Las primeras cosas de un lunes
Me ponen un lunes delante que, de buenas a primeras, viene soleado y conmigo jugando un poco al escondite. Recién levantado llego a casa, muy pronto por la manyana, y ese minúsculo espagueti en el cenicero ha conseguido apestar toda la casa. La casa apesta a espagueti quemado y a colilla muerta. Ni David Lynch, oiga.
Mientras me ducho el despertador se despierta. Surealismo. Me río y canto. Mientras pongo la cafetera al fuego, suena el móvil que reposa encima de la nevera. No sabe que hoy lo voy a matar y por eso suena. Es la Telefónika, que vienen en media hora. Tras más de tres meses, esperar durante media hora tomando un café a la luz del sol de las ocho de la manyana es un derroche de buen rollo y esperanza en el cual retozo con los pies en alto.
Llaman al timbre, Es la Telefónika. Cuando abro la puerta y la veo llegar resoplando y sin escalera, le pregunto, Y la escalera. Me la he olvidado, me dice, pero seguro que el vecino tiene una. Con esa frase nos envía a los tres (a ella, a mí y a mi ADSL) de una patada en el culo a la república bananera de Alemanía. El vecino no tiene escalera. El vecino ni siquiera está en casa. La Telefónika me dice no sé qué y yo le digo, Que sí, que pa ti la perra gorda, y le doy dos euros para que se tome un carajillo en el bar de la esquina.
Aparezco en el despacho y procedo a matar al móvil. No se lo esperaba. El móvil ha muerto. Viva el móvil!
1 Comments:
A lo los lunes...y es que en la biblia nunca se habló del punyetero octavo día...
8:13 a. m.
Publicar un comentario
<< Home